Horizonte de sentido

¿De qué trata el Sagrado?

“Habitamos diferentes lugares del mundo. Entre todas, poseemos la mayor parte de tipos de piel, ojos, y cabello que embellecen con su variedad la raza humana. Nuestras culturas son diversas y tenemos la suerte de compartirlas con el mundo entero. Somos mujeres que vivimos con la conciencia de ser parte de todo lo creado: la naturaleza es nuestro hogar y la gente, los otros, los distintos, son un don complementario. Sentimos que la creatividad de Dios nos necesita a todos para manifestar su amor en esta única historia que compartimos con todos los hombres y mujeres de la tierra”.

Desde el inicio de la congregación Santa Magdalena Sofía tuvo una convicción y es la que sustenta nuestra tarea educadora: “Que cada persona se abra a la verdad, al amor y a la libertad, que descubra el sentido de su vida y se entregue a los demás, que colabore creativamente en la transformación del mundo, que viva la experiencia del amor de Jesús y que se comprometa en una fe activa”.

Nuestra escuela, el Instituto Sagrado Corazón Al.Cal, es una institución educativa de las Religiosas del Sagrado Corazón. Está ubicada en los márgenes del Riachuelo, en el barrio de Villa Jardín, Lanús Oeste, provincia de Buenos Aires. Surgió respondiendo a las necesidades y demandas de un barrio en expansión. En principio constituyó una referencia asistencial con la existencia de una enfermería a la vez que se desarrollaban tareas pastorales; ubicándose la primitiva capilla de la zona en el mismo predio. Finalmente, en 1961 se inició la Escuela Primaria, agregándose luego el Nivel Secundario (1969) y anexándose el Nivel Inicial en 1984. De ese modo fue ampliándose la oferta hasta consolidarse como una referencia significativa en la educación de Villa Jardín. Las aulas y los distintos espacios de la escuela fueron posibilitadores de que varias generaciones de niños, jóvenes y adultos de Villa Jardín recibieran una propuesta educativa que fue mejorando y creciendo con el paso de los años. Desde el año 2000, nuestra institución asumió el proyecto del Voluntariado del Sagrado Corazón “Mano a Mano por la Vida” como parte de su propuesta institucional, ofreciendo un espacio solidario y abierto al barrio para alumnas/os y exalumnas/os que brindan una mano generosa y algo de su tiempo hacia otros hermanos que lo necesitan. Finalmente, y en coherencia con el compromiso del camino de estos años, iniciamos la escuela Secundaria Técnica a partir del año 2011. En respuesta a las búsquedas y demandas de la comunidad apostamos a una Secundaria renovada, que brinda más y mejores posibilidades de salida laboral a nuestros jóvenes en el marco de nuevas instalaciones y el trabajo sostenido de acompañamiento que asumen nuestros educadores y educadoras. Sin lugar a dudas, nuestro Sagrado Corazón Al.Cal. surgió de la convergencia de sueños y proyectos, con la intención de brindar más y mejores posibilidades para que los niños y jóvenes del barrio sean protagonistas de su propia educación.

¿Dónde estamos situados? ¿En qué ámbito trabajamos?¿Cuál es nuestro contexto?

Contexto socio comunitario de Villa Jardín

Observamos las siguientes características en el entorno en el que se encuentra inserta nuestra institución:

  • La presencia de valores propios de la cultura popular: la religiosidad popular, mucha vida en las calles, veredas y pasillos del barrio; la feria, la música en las casas y los vecinos compartiendo la vida cotidiana.
  • Una rica historia y organización eclesial en comunidades locales referenciadas con ermitas distribuidas en el barrio.
  • Un proceso de fusión cultural entre descendientes de inmigrantes europeos, inmigrantes latinoamericanos y población de distintas provincias de nuestro país; generándose nuevas síntesis.
  • Conductas discriminatorias hacia familias de origen extranjero sudamericano que viven en el barrio.
  • Crecimiento poblacional del barrio sin extensión territorial sino con ampliaciones y reformas de las viviendas propias.
  • Relegamiento, durante años, de algunas de las instituciones del Estado que deberían velar por los derechos de los habitantes del barrio: persistencia y agudización de hacinamiento y servicios básicos incompletos, pasillos y urbanización pendiente (falta de luz, cloacas, inundaciones continuas, calles bacheadas, transporte público deficiente).
  • Relegamiento, durante años, de algunas de las instituciones del Estado que deberían velar por los derechos de los habitantes del barrio: persistencia y agudización de hacinamiento y servicios básicos incompletos, pasillos y urbanización pendiente (falta de luz, cloacas, inundaciones continuas, calles bacheadas, transporte público deficiente).
  • Contaminación ambiental del agua, el suelo y el aire: producto de la cercanía del Riachuelo (curso de agua altamente contaminado), del relleno inapropiado de los suelos, de los residuos tóxicos industriales sin ningún tipo de tratamiento, de los residuos domiciliarios que no cuentan con un servicio de recolección sistemática, etc.
  • Las condiciones habitacionales y la contaminación ambiental generan diversos problemas de salud en los habitantes del barrio: enfermedades respiratorias, afecciones de piel, presencia de metal pesado en sangre, etc.
  • Dificultades de orden económico en la mayoría de las familias: desempleo, precariedad laboral y bajas retribuciones salariales.
  • Frecuentes situaciones de violencia física y verbal que dificultan la convivencia.
  • Habituales gestos y acciones solidarias entre vecinos que surgen como respuesta a las dificultades concretas.
  • Configuraciones familiares muy diversas: madres solteras a cargo del hogar, familias ensambladas, niños/niñas a cargo de tutores que pueden ser abuelos, tíos, hermanos/as mayores, etc. (muchas veces con tramitación legal pendiente).
  • Madres y padres adolescentes o en edad escolar.
  • Muchas mujeres que se hacen cargo de la familia y de la casa a pesar de las dificultades que se les presenta.
  • Violencia de género: menosprecio y agresión a la mujer y roles sociales predeterminados que condicionan la proyección vital de las jóvenes.
  • Consumo de drogas y alcohol desde temprana edad que comprometen la vida de las/os jóvenes del barrio, especialmente de aquellas/os que no tienen referencias vitales positivas.
  • Dificultades en las/os jóvenes para poder soñar y llevar adelante un proyecto de vida.
  • Jóvenes y adultos comprometidos con diversas acciones solidarias y educativas desde distintos lugares.
  • Dificultades en el orden Psico-Social que hacen eco en lo emocional-afectivo-convivencial.
  • Personas de distintas instituciones de la zona que quieren construir una red que proponga actividades a favor del barrio, organizando a la gente que pertenece a esas instituciones y reclamando los derechos que se encuentran vulnerados.
  • Madres, padres o familiares de alumnos/as que no han podido continuar sus estudios primarios y/o secundarios por diversas dificultades.
  • Considerable esfuerzo para que Observamos las siguientes características en el entorno en el que se encuentra inserta nuestra institución: La presencia de valores propios de la cultura popular: la religiosidad popular, mucha vida en las calles, veredas y pasillos del barrio; la feria, la música en las casas y los vecinos compartiendo la vida cotidiana. Una rica historia y organización eclesial en comunidades locales referenciadas con ermitas distribuidas en el barrio. Un proceso de fusión cultural entre descendientes de inmigrantes europeos, inmigrantes latinoamericanos y población de distintas provincias de nuestro país; generándose nuevas síntesis. Conductas discriminatorias hacia familias de origen extranjero sudamericano que viven en el barrio. Crecimiento poblacional del barrio sin extensión territorial sino con ampliaciones y reformas de las viviendas propias. Relegamiento, durante años, de algunas de las instituciones del Estado que deberían velar por los derechos de los habitantes del barrio: persistencia y agudización de hacinamiento y servicios básicos incompletos, pasillos y urbanización pendiente (falta de luz, cloacas, inundaciones continuas, calles bacheadas, transporte público deficiente). las/os niños, jóvenes y adultos continúen estudiando aún en las difíciles situaciones socioeconómicas.
  • Confianza de las familias en la Institución, manifestada a través de la participación creciente, el apoyo a la escuela y la continuidad familiar en la institución (madres y padres exalumnas/os, tías/os, primas/os, etc)

¿Cuál es nuestro sueño como educadoras/es cristianas/os?

Como educadoras/es cristianas/os nos identificamos con la propuesta de Jesús de Nazaret. Su tarea y pasión principal fue la construcción de un mundo donde nadie quedara excluido, un mundo transformado en nuevo donde no hay lugar para el hambre, la muerte y la injusticia. A ese mundo nuevo Jesús lo llama: “Reino de Dios”. Trabajar por este Reino hoy es reconocer la dignidad de la persona y asumir la defensa de sus derechos. Jesús tomó partido por quienes veían su vida amenazada, adherir a su propuesta nos compromete a posicionarnos en la historia a favor de todo aquello que abra igualdad de posibilidades para todas y todos.

Nuestra espiritualidad; ¿Desde dónde soñamos nuestra escuela?

Cuando soñamos nuestra escuela, lo hacemos concibiéndola atravesada por la Espiritualidad del Sagrado Corazón; esto implica un estilo de vida, una manera de pensar y actuar que nos da identidad. Vivir de manera comprometida la realidad que nos interpela desde el dolor, la injusticia y la falta de esperanza que nos invita a descubrir y favorecer la experiencia del Dios de Jesús y hacer comunidad, como espacio donde habitemos y experimentemos el tiempo para vivir y aprender a vivir.

Es una espiritualidad activa, que nos invita a “conmovernos” y a “movernos”. Potencia nuestras capacidades, nos convierte en personas llenas de ternura y de compasión hacia los otros y nos lleva a comprometernos. Del mismo modo que el dolor de la humanidad llega al corazón de Jesús y lo “traspasa”, así también nos convoca a nosotros, porque creemos en Él y lo seguimos, con la convicción de que caminamos juntos.

¿En qué educación creemos?

El proceso educativo legitima los sistemas socio-económicos existentes o bien busca transformarlos a la luz de valores y creencias. Junto con muchos otros, buscamos comprender las causas y las dinámicas que, en todo el mundo son la base de la pobreza y la desigualdad; porque estamos convencidos de que la educación es siempre un acto político afirmamos que la educación neutra no existe. Nos posicionamos en contra de los sistemas que generan, mantienen y se benefician de la injusticia. Como educadores cristianos del Sagrado Corazón optamos por la educación popular como concepción educativa. Concebimos esta educación como un acto de amor; que transforma a quien educa y a quien es educado en una permanente reciprocidad Creemos en la educación que puede conocerse por sus frutos de autodeterminación, es decir, por lograr que cada uno tome su vida en sus propias manos, sea protagonista de su propia transformación. Creemos que educar es, en sí mismo, un acto de justicia. Dondequiera que estemos, este trabajo de educación ha de ser un trabajo de liberación de todo aquello que muchas veces está naturalizado; de las frustraciones impuestas de antemano por las condiciones sociales, de todo tipo de violencia, de la lógica del consumo, del conformismo, de la pasividad social, de la irreflexión y del individualismo. Creemos que no hay liberación desde la educación si no hay creación de espacios participativos, reflexivos, dialécticos, generadores de preguntas y acciones concretas sobre las necesidades de los que más sufren, espacios con acceso al conocimiento mediante las propias posibilidades y el encuentro con el otro. Creemos en una educación que valora el saber construido como mediador fundamental en la permanente creación de un mundo donde todos tengamos las mismas posibilidades y donde nos cuidemos unos a otros. Y donde cada uno y cada una puedan proyectar su vida reconociendo y creando nuevas y auténticas condiciones para la realización personal, familiar y social. Creemos en la educación que reconoce el trabajo como servicio a la comunidad y como fuente de realización personal.

¿Qué escuela queremos?

Queremos una escuela abierta y contextualizada; que integre la realidad del barrio como experiencia necesaria para construir un proyecto pedagógico de calidad, con propuestas cercanas a las necesidades e inquietudes de quienes enseñan y quienes aprenden. Por esto, optamos por una modalidad de trabajo con sentido de cuerpo: trabajamos en Red con las instituciones barriales y con otras instituciones vinculadas a la Congregación, involucramos a las familias como los primeros educadores y asumimos el conocimiento como construcción colectiva inacabada donde docentes y alumnos aprenden juntos. Una escuela en donde nuestras niñas, niños y jóvenes puedan decidir la dinámica de los procesos de enseñanza y de aprendizaje de forma conjunta con los educadores; que puedan razonar a los efectos de pensar, actuar y sentir y de esta manera puedan ser personas creadoras, portadora de valiosos conocimientos sobre su realidad y su práctica educativa. Queremos una escuela donde niñas, niños y jóvenes sean el centro, donde la experiencia educativa sea oportunidad para pensar y construir su proyecto de vida siendo sujetos activos de su proceso de formación. En la que se trabaje en forma explícita la articulación entre niveles para garantizar un estilo común y contenidos ordenados en grados de complejidad, así como acciones de capacitación docente conjunta. Estamos convocados a una mirada nueva sobre el modo de convivencia y el concepto de poder en la escuela. La convivencia es el habitar con otros, vivir con los otros. En todo habitar hay un modo de pensar y un modo de ser con los otros. Dicho modo es necesario acordarlo mutuamente, entre todos, para poder llevarlo adelante cargado de sentido. Consideramos que la convivencia institucional es la dimensión clave del quehacer cotidiano. En ella se busca vivir nuestro modo de transformar la sociedad actual injusta, impulsados por la propuesta de cambio de Jesús. Necesitamos asumir juntos el desafío que implica que el poder no sea ejercido sobre nosotros. Porque el poder entendido como “poder sobre”, es dominación, anulación. Y nos paraliza en la construcción de una sociedad más humana y con una vida digna para todos. Sentimos la necesidad de concebir juntos un modelo de autoridad basado en la confianza. Cuando ejercemos la autoridad no necesitamos intimidar, ni explotar, ni amenazar. Nuestra autoridad como educadoras/es desde el rol que cada una y cada uno tiene, crece en la medida que asumimos el poder como servicio a la comunidad.

¿Quiénes somos protagonistas / parte de nuestra escuela?

Partimos de la convicción de que todas/os las/os que formamos parte de esta comunidad somos educadoras y educadores: docentes, trabajadores de las áreas de mantenimiento y limpieza, administración, recepción, serenos; familias, alumnas/os y exalumnas/os. Cada una y cada uno con responsabilidades y funciones diferentes.

Apostamos a ser Educadoras y Educadores:

  • Capaces de repensar las propias prácticas, dispuestas y dispuestos a generar reflexiones y críticas, con apertura para recibir sugerencias, y con coraje suficiente para soñar, desde el rol, un cambio necesario y posible.
  • Movidos por la esperanza, confiados en que, entregando lo mejor de sí mismas/os hay mucho por descubrir y potenciar en este barrio, y en esta escuela.
  • Que trabajen sobre sí mismas/os, capacitándose, autoconociéndose, revalorizándose, recreando sus prácticas profesionales.
  • Que busquen ser coherentes en su pensar, decir y hacer; conscientes del contexto donde desarrollan su práctica valorando especialmente los procesos de enseñanza y aprendizaje.
  • Que promuevan la reflexión crítica y la participación, favoreciendo un ambiente democrático.
  • Que asuman la tarea de forma creativa.
  • Que posibiliten que cada una y cada uno sea protagonista de su propio proceso formativo.

Si bien todas/os somos educadoras/es, la prioridad de nuestro proyecto educativo son las niñas, los niños y las/os jóvenes. Convencidas/os de esto, todas y todos trabajamos para que ellas y ellos:

  • Construyan conocimientos socialmente significativos, que amplíen y profundicen sus experiencias vitales fomentando nuevos aprendizajes.
  • Generen vínculos de afecto y confianza que les brinden seguridad en sus capacidades y deseos de explorar nuevos intereses.
  • Aprecien la diversidad y reconozcan la potencialidad de las diferencias en proyectos comunes a través de la participación en actividades colectivas.
  • Promuevan actitudes de solidaridad, cuidado de sí mismas/os y de otras/os.
  • Estén abiertas/os al diálogo y a la resolución cooperativa de los problemas comunes.
  • Desarrollen su capacidad creativa, el placer por explorar y conocer.
  • Integren sus tradiciones culturales, sus historias personales, sus estilos de vida en el marco de la igualdad de derechos y posibilidades.
  • Sean sensibles a las situaciones de injusticia y adquieran herramientas que les permitan la comprensión crítica de la realidad para comprometerse activamente en su transformación.
  • Vivan una experiencia de fe que llene de sentido sus vidas a partir del encuentro con el Dios de Jesús.